Sara Caravantes
Hoy en día el término incluyente e inclusivo es cada vez más escuchado en redes sociales, medios de comunicación y movimientos sociales, pero ¿qué tan cerca estamos realmente de ser una sociedad incluyente?
México hay 6,179,890 personas con alguna discapacidad, esto según el Censo de
Población y Vivienda del INEGI en 2020. En el caso de las infancias, según la encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, hay un aproximado de 580 289 niños y adolescentes con alguna discapacidad.
En el día a día siendo una persona estándar no solemos encontramos realmente con tantas dificultades para relacionarnos, para trasladarnos o para realizar cualquier tipo de actividad, pues el entorno en que nos desenvolvemos está adaptado a nuestras necesidades, sin embargo, para una persona con discapacidad la historia es distinta, pero ¿por qué habría de serlo?
Desde que los espacios públicos y el sistema de transporte no estén diseñados de manera adecuada, hasta las dificultades que tienen para encontrar trabajo, todas estas problemáticas son en realidad resultado de una sola cosa: la discriminación.
Las personas con discapacidad son consideradas minoría en la población, por lo que no se suele voltear a ver las complicaciones que viven en un entorno construido únicamente para personas estándar, sumado a esto la exclusión social que sufren a causa de la ignorancia alrededor del tema, hace que la calidad de vida de una persona con discapacidad disminuya considerablemente, pudiendo afectar negativamente no solo su condición fisiológica sino también su condición psicosocial.
Tomando en cuenta lo anterior, es evidente que cuando salimos a las calles no solemos verlas repletas de personas en sillas de ruedas o con aparatos auditivos, no obstante, que no las veamos de manera frecuente no significa que no estén ahí y no significa que tengan menos derecho a llevar una vida digna o que sean menos humanas que nosotros siendo personas estándar.
Es claro ante este panorama que todavía estamos lejos de ser plenamente una sociedad inclusiva, y en lo que esta problemática respecta, la falta de inclusión es fundamentalmente un problema cultural y social, pues la manera en la que nos hemos desarrollado como sociedad no ha tomado en cuenta la presencia y existencia de las personas con discapacidad, pues no se habla del tema y no se le da la importancia que se le debería dar.
La inclusión empieza en casa
Pero, a todo esto, ¿qué tienen que ver los niños con esta problemática? Primero que nada, porque como se vio anteriormente, los niños no quedan excluidos de tener o desarrollar alguna discapacidad, y segundo, porque como bien se dice por ahí, los niños son el futuro de la sociedad.
La niñez (6 a 12 años) es la etapa más valiosa para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, pues en ella se establecen comportamientos que permanecen hasta la adultez. En esta etapa, los niños están más dispuestos a aprender sobre cómo funciona el mundo y que podrían hacer para transformarlo, es por ello que la educación es la clave para darles herramientas que en un futuro les permita mejorar la sociedad y el mundo.
Es bien sabido que las nuevas generaciones son cada vez socialmente más conscientes, eso se ha demostrado mediante el aumento de movimientos sociales como el feminista o el de la comunidad LGBT+. Cada vez son más las personas jóvenes quienes alzan la voz por las minorías, incluso aunque muchas de ellas ni siquiera formen parte de esas poblaciones.
Los niños son una pieza fundamental para lograr, que a futuro, las personas con discapacidad logren ser integradas plenamente en la sociedad. La educación empieza desde casa, y si desde casa se les enseña a los niños que las personas con discapacidad son parte de la sociedad así como lo son las personas estandares, su perspectiva sobre cómo debe de ser el mundo se irá moldeando de manera que tomen en cuenta a las personas con discapacidad y sus necesidades como parte de la sociedad y del entorno.
Puede que hablar sobre discapacidad a los niños represente un reto para los padres, nadie dijo que fuera fácil hablar de ello, mucho menos para personas que no estén familiarizadas con el tema, pero nos corresponde a las generaciones más grandes informarnos y cultivarnos acerca del tema para poderles incentivar y cultivar los más pequeños lo necesario e indispensable que es la inclusión en una sociedad contemporánea tan diversa.
Afortunadamente hoy en día existen cada vez más, diversos recursos y materiales totalmente gratuitos y de fácil alcance en Internet que pueden ayudar con esta tarea, y que faciliten tanto el proceso de enseñanza por parte de padres como también el proceso de aprendizaje de los niños respecto al tema.
Futuro incluyente
Para combatir la discriminación necesitamos como sociedad empezar a expandir nuestros horizontes mentales, por eso la inclusión en la educación temprana es tan importante. Hay que enseñar a los niños a ver más allá de lo que como adultos solemos ver normalmente. Ser una sociedad incluyente es algo que nos compete a todos, niños, adultos, personas con o sin discapacidad somos parte de un mismo espacio y tiempo, tenemos los mismos derechos y obligaciones, compartimos experiencias, sueños y emociones.
Es momento de comenzar a cambiar esta historia, eliminar las barreras y dirigirnos hacia un futuro donde todos podamos convivir y relacionarnos armónicamente.