Ruido y emociones


Por Regina Hernandez Rosas

¿Alguna vez te has preguntado porque una canción puede cambiar tu estado de ánimo? Existen diferentes estudios que comprueban que nuestra audición está directamente relacionada a nuestros procesos emocionales y, al mismo tiempo, nuestras emociones pueden afectar la forma en que nuestro cerebro procesa el sonido.

Para entender este tema, debemos definir lo que es el sonido.

De acuerdo a la Real Academia Española, el sonido se puede definir como una “sensación producida en el órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un medio elástico, como el aire”

O como bien lo define John Lehrer, escritor de Proust Was a Neuroscientist, el sonido son únicamente “ondas de aire que vibran, es tu voz comprimida en el aire. Ese aire viaje a través del espacio y el tiempo, hacia mi oído, ondas de aire difuso, vibrante, concentrado y canalizado hacia mi tímpano, que hace vibrar unos huesecillos muy pequeños, y los huesecillos transmiten la vibración a este mar salado, donde los pelos son. Y las células ciliadas son fascinantes; se vuelven activos, literalmente doblados por una ola. Se doblan como árboles en la brisa”.

O como lo define Anne Fernarld, Profesora de la Universidad de Stanford: “el sonido es como tocas a distancia”

Y así es el proceso de cómo oímos: las células de nuestro oído interno convierten estas vibraciones de sonido en un mensaje neuronal enviado al cerebro para procesar y categorizar como sonido.

Entonces, ¿cómo está vinculada la audición con nuestras emociones?
De la misma manera que el tacto humano puede catalogarse emocionalmente en nuestro cerebro, lo mismo sucede con la audición. Existen investigaciones que han encontrado vínculos entre los sonidos y las respuestas al miedo.

“Las emociones están íntimamente ligadas a la percepción y muy a menudo nuestra respuesta emocional realmente nos ayuda a lidiar con la realidad. Por ejemplo, una respuesta de miedo lo ayuda a escapar de situaciones potencialmente peligrosas y reaccionar rápidamente. Pero también hay situaciones en las que las cosas pueden salir mal en la forma en que se desarrolla la respuesta al miedo. Eso es lo que sucede en la ansiedad y también en el PTSD: la respuesta emocional a los eventos se generaliza hasta el punto en que la respuesta del miedo comienza a desarrollarse ante una amplia gama de estímulos” (UPenn)

Después de nuestras primeras experiencias con ciertos sonidos, nuestro cerebro almacena esta información para usarla después. La información sensorial, un sonido particular, se combina con la información emocional, un recuerdo del miedo, y se almacena en el cerebro

como un paquete. Esto permite que el sonido adquiera un significado emocional. El humano ha desarrollado y evolucionado esta habilidad para saber cuando estamos en peligro.

Por otro lado, si una canción suena bien, nuestro cerebro saca dopamina en nuestro cuerpo y nos da una sensación agradable. Al igual que con nuestros otros sentidos, el sonido se procesa en una parte de nuestro cerebro que también procesa nuestras emociones (Universidad McGill).

Entonces, para terminar este tema, ¿cómo es que el sonido afecta nuestras emociones? Los sonidos y las emociones están conectados y relacionados de manera fundamental. El sonido es un sentido en nuestro proceso de coleccionar y almacenar información para sobrevivir, para informar y enriquecer nuestras experiencias emocionales a medida que avanzamos por el mundo.