El Sonido: ¿Tu Enemigo o Tu Amigo?


Universidad de Florida (Gainesville, Florida)

Alejandro Ramirez y Dr. Sharon DiFino, Ph.D., CCC-SLP

La Ciudad de Nueva York y la Ciudad de México son dos ciudades separadas por miles de kilómetros, habitadas por un gran número de personas con gran diversidad de culturas y fronteras. Sin embargo, ambas comparten un factor que es muy familiar para sus habitantes: la contaminación acústica. La densidad de estas ciudades cultiva un ambiente ruidoso en el que sus habitantes o se tienen que acostumbrar al sonido de coches pitando o deben mudarse. Es probable que la gente de ambas ciudades quisiera que el ruido desaparezca y que haya silencio completo en las calles, pero ¿qué pasaría si no tuviéramos ruido en el mundo? ¿Hay instantes en donde el ruido se puede utilizar de maneras terapéuticas?

Primeramente, se debe definir qué es la contaminación acústica. Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación acústica se describe técnicamente como cualquier ruido que sobrepasa 65 decibeles (dB); alternativamente, según Britannica, la contaminación acústica es cualquier ruido perturbante que afecta la salud y el bienestar de los humanos y otros organismos (Nathanson & Berg, 2024). Lamentablemente, estas implicaciones son invasoras y pueden tener consecuencias inmediatas, temporarias, prolongadas, o hasta permanentes para todos los organismos (incluyendo los humanos). ¿Pero cómo se puede saber cuáles sonidos son peligrosos y por cuánto tiempo nuestro sistema auditivo lo puede resistir? fácil. Empezando con 85 dB, el sistema auditivo sólo puede resistir este nivel de ruido por ocho horas. Cada incremento de 3 dB desde este punto corta el tiempo de exposición segura por la mitad (American Speech-Language and Hearing Association (ASHA), 2024). ¡Esto significa que ruidos de 100 dB (equivalente a una motocicleta) se pueden experimentar seguramente por sólo 15 minutos! Además, según un estudio por Stone et al., hay intensidades de ruidos más bajas que pueden tener efectos negativos entre la conversación de dos hablantes; a largo plazo, esto puede implicar la eficacia de la comunicación en general (Stone et al., 2011). 

Sin embargo, es importante reconocer que el ruido es un espectro. Igual como hay sonidos que nos pueden lastimar, también hay sonidos que son tan suaves que no los podemos detectar. Por ejemplo, los susurros se miden entre 20-30 dB, y los ruidos menos intensos tal vez se nos escapen de nuestro alcance para escuchar; para referencia, el promedio del límite para la detección del sistema auditivo de humanos comienza en 0 dB. Por esta razón, muchas personas sienten placer al escuchar sonidos que existen relativamente cerca a este rango de decibeles; la olas del mar, los cantos de los pájaros, y el viento fluyendo por los árboles son algunos ejemplos de estos ruidos que también son sonidos agradables. Además, ¿cómo sería un mundo sin estos sonidos de fondo? Una simulación artificial de esta idea fue construida en Minnesota, EE.UU., y se llama la cámara anecoica*. En términos simples, esto es un cuarto donde no existe el ruido debido a la falta completa de la   reverberación con la tecnología de paneles fonoabsorbentes; como resultado, las personas que entran al cuarto son capaces de oír su propios latidos del corazón y los parpadeos de los ojos. Aunque esto pueda sonar relajante, la realidad es que las personas que han experimentado con la cámara anecoica solo resisten el silencio por 45 minutos hasta que inicia el pánico inducido por la falta de sonidos de fondo.Foto de la cámara anecoica
 

Foto de cámara anecoica

De hecho, muchas personas globalmente optan por dormir con el sonido de un ventilador o ruidos de la naturaleza por este mismo concepto. El silencio es agradable, pero ¿hasta qué punto podemos aguantar el sonido de nuestros cuerpos y de nuestra mente?

Como muchas otras cosas en la vida, la clave del ruido es mantener un balance. Cuando nuestro balance del sonido se desequilibra, debemos esforzarnos por lograr la “homeostasis auditiva.” Con la tecnología que tenemos hoy en día, tenemos mucha capacidad para detectar cuando estamos en lugares con una concentración de ruido bastante intensa y peligrosa. Por ejemplo, hay algunas generaciones del Apple Watch que tienen programas implementados para dar una alerta cuando uno está en peligro de lastimarse el sistema auditivo. También tenemos auriculares con cancelación de ruido que son excelentes para cuando anticipas entrar a un espacio con niveles excesivos de ruido. Adicionalmente, existen varias aplicaciones en nuestros celulares donde nos permite averiguar el nivel de decibeles en nuestro ambiente. Pero en general, nuestros mejores detectores de los ruidos peligrosos son nuestros cuerpos y el sentido común; si usted sabe que va a entrar a un espacio donde van a haber niveles intensos de ruido, asegúrese de traer protección. Si no está seguro si el ruido le está haciendo daño, recuerda este dicho: si siente el ruido en su cuerpo, es porque el ruido es peligroso y debes procurar salir del espacio en el menor corto tiempo posible. Finalmente, recuerde que el sonido se puede experimentar de diferentes maneras, entonces depende de uno si quiere que el ruido sea su amigo o su enemigo.

Referencias

ASHA. (2024). Loud noise dangers. American Speech-Language-Hearing Association. https://www.asha.org/public/hearing/loud-noise-dangers/#:~:text=You%20can%20listen%20to%20sounds,can%20damage%20your%20hearing%20faster.

Nathanson, J. A., & Berg, R. E. (2024, April 30). Noise pollution. Encyclopædia Britannica. https://www.britannica.com/science/noise-pollution

Stone, M. A., Füllgrabe, C., Mackinnon, R. C., & Moore, B. C. J. (2011, November 16). The importance for speech intelligibility of random fluctuations in “steady” background noise. AIP Publishing. https://pubs.aip.org/asa/jasa/article/130/5/2874/842533 

*Aquí se encuentra un video corto de qué es la cámara anecoica y cómo funciona: