Por Paulina Parra
Es una realidad que en México la discriminación es un problema grave, en las empresas se discrimina por motivos raciales, étnicos, de género, por discapacidad, por edad y diversidad sexual, siendo este un impedimento para que las minorías se incorporen y se incluyan en el sector económico. Esta vez nos concentraremos en la realidad que viven las personas con discapacidad frente al empleo.
En México, el 62% de las personas (de más de 15 años) con algún tipo de discapacidad no tienen trabajo según el Censo de Población y Vivienda del INEGI. Esto se debe en parte a la percepción que se tiene de este grupo, pues según la Encuesta Nacional sobre Discriminación ENADIS 2017, una de cada cuatro personas considera que las personas con discapacidad son de poca ayuda y no pueden realizar tareas exitosamente. Y, por otra parte, también se debe al nivel de escolaridad que tienen en promedio, el cual es de 4.7 años, en comparación con la del mexicano promedio que es de 8.5 años.
La baja participación de las personas con discapacidad en el sector económico se traduce en pobreza, según el Coneval, 50% de este grupo vive en situación de pobreza, y el 10% vive en pobreza extrema. Esta es una realidad que no se puede seguir ignorando, las empresas deben de preocuparse por crear puestos de trabajo que sean inclusivos, esto no solo significa que destinen algún puesto a una persona discapacitada, sino que se garantice la inclusión en el espacio de trabajo, que puedan crecer dentro de las empresas y cuenten con planes de protección social.
La diversidad e inclusión dentro de las empresas no sólo favorecerían mucho a la situación económica de las personas con discapacidad, sino que también tendría repercusiones positivas dentro de las organizaciones, ya que esto representa una ventaja competitiva en la perspectiva de mercado, mejora el clima laboral y refuerza la responsabilidad social corporativa. Aunque se entiende que este proceso pueda ser retador para las empresas pues aún existen muchas dudas sobre como se puede ser más inclusivos y las adaptaciones que se deben de llevar a cabo.
Es por lo anterior que la Organización Internacional del trabajo (OIT) presentó en el 2017 una guía práctica para fomentar la diversidad e inclusión mediante ajustes en el lugar de trabajo. Donde explican que existen ciertos cambios necesarios para adaptarse a las características particulares de un trabajador con el fin de que pueda gozar de los mismos derechos que el resto de los trabajadores. Estos ajustes van desde lo físico, como instalaciones y mobiliario, hasta modificaciones en las legislaciones o en los protocolos de la compañía.
En la teoría todos los mexicanos tenemos derecho a trabajar, pero en la práctica podemos ver que los números nos dicen que la realidad de muchas personas es otra. Para ser más incluyentes primero necesitamos querer serlo y poner manos a la obra en instituciones, organizaciones, entre otras, para que cada vez estas barreras vayan siendo más pequeñas hasta que un día todos tengamos acceso a igualdad de oportunidades.