Por Ana Sophia Martínez Guerrero
“Sólo un 39% de las personas que padecen hipoacusia refieren tener una excelente calidad de vida global, comparado con el 68% de la población sin hipoacusia” (Díaz, 2016)
A pesar de que actualmente contamos con más información sobre las discapacidades auditivas y cómo tratarlas, es una realidad que muchas personas que padecen de pérdida auditiva desconocen su condición o no cuentan con los medios para tratarla de manera adecuada, lo cual puede impactar de manera negativa su condición de vida.
Ya que que el habla es la principal manera en la que nos comunicamos, las personas con pérdida auditiva suelen enfrentar dificultades al momento de comunicarse con su entorno, teniendo que pedir a las personas que repitan varias veces lo que les están diciendo o, por vergüenza, resignarse a no entender lo que les están diciendo.
De igual manera, la audición es pieza clave para que los niños puedan desarrollar el habla, por lo que las personas con pérdida auditiva suelen tener un habla poco clara o con volumen muy elevado, dificultando aún más la comunicación interpersonal.
Esto repercute de igual manera en el aislamiento social en todas las edades, afectando negativamente en la salud mental, ya que este aislamiento y soledad puede llevar a sentimientos de soledad y ansiedad.
En caso de que estén intentando mantener una conversación, las personas con padecimientos auditivos se enfrentan con sentimientos de vergüenza, frustración y enojo, pues existe mayor facilidad de que se provoquen malentendidos y conflictos, siendo especialmente problemático en las relaciones interpersonales, como en la familia o a la hora de buscar una pareja.
Debido a la importancia de la audición en el desarrollo cognitivo, las personas que sufren de este padecimiento tienen mayores posibilidades de sufrir deterioro cognitivo y riesgo de demencia, principalmente en el caso de las personas mayores.
La pérdida auditiva no sólo afecta el área física y social, sino que también afecta en el área laboral y educativa. Si la perdida auditiva no es detectada y tratada a tiempo, los niños suelen tener un atraso considerable en la escuela debido a que no pueden comprender los temas en comparación con sus compañeros, aumentando la posibilidad de que abandonen la escuela.
En cuanto al área laboral, la mayoría de quienes padecen de esta problemática suelen estar desempleadas o les cuesta mucho poder encontrar un trabajo. En caso de que lo consigan, estos necesitan tener una mayor organización y reciben salarios mucho más bajos en comparación con quienes tienen una audición normal.
Todos estos factores impactan de manera negativa a la calidad de vida en general, pues ponen en desventaja a quienes sufren de pérdida auditiva, lo cual llega a dañar a su autoestima, especialmente en adolescentes, quienes suelen sentirse avergonzados de su situación.
Por otro lado, quienes han recibido tratamiento, tales como audífonos o implantes cocleares, han declarado sentir menos depresión y ansiedad en comparación con quienes no reciben un tratamiento. Tal como lo muestra la encuesta MarkeTrak, realizada en Estados Unidos, se encontró que el 88% de quienes usan audífonos declararon que estos mejoraron su calidad de vida, por lo que siempre es importante realizar un seguimiento y proceso médico adecuado.
Por ello, si en algún punto nos encontramos con alguien con problemas de audición, vale la pena que seamos empáticos, y también es importante que, dentro de nuestras posibilidades propiciemos un ambiente inclusivo para cada vez hacer más pequeña la barrera a la que se enfrentan las personas con discapacidades auditivas.