Andoni Muradas Valiñas
El cine ha sido sujeto de múltiples cambios y transformaciones a lo largo de su historia como el séptimo arte. Algo que permanece como una constante desde su concepción, sin embargo, es la noción de que es una amalgama de múltiples técnicas artísticas; dándole a cada película el título de “producción audiovisual”. Y como el nombre lo dice, una producción audiovisual es aquella que incorpora los elementos del sonido y la imagen en un sólo producto que hace uso de ambos conceptos para narrar una historia.
Desde que me metí al mundo de la producción audiovisual, me he topado con que existe cierto favoritismo entre estos dos elementos; la imagen suele llevarse mayor atención por parte de la producción que el sonido. Este fenómeno se manifiesta desde las raíces del proyecto en sí; la dirección. Los directores y directoras de cine suelen tener un trasfondo más asociado a la imagen que al sonido, y esto afecta el curso en el que dirigen su atención durante el proceso de producción.
A pesar de no tener mucha experiencia en el medio del sonido, éste siempre me ha generado una extraña fascinación. ¿Cómo hace el artista para reflejar emociones tan ricas y complejas a través del sonido? Desde la música hasta los efectos de sonido y los ambientes, el tener un apoyo sonoro enriquece la experiencia de la imagen, que llegó antes al cine. Fue la adición del sonido lo que terminó de amarrar el paquete del séptimo arte.
En los años 20 del siglo pasado, el sonido llegó a revolver la industria como la conocían en aquel entonces. Lejos quedaron los días de grabar múltiples películas en sets exteriores, sin preocupación por el ruido. El sonido llegó a domar, a formalizar el cine. A traer orden e irónicamente, silencio a los sets. El sonido es muchas veces un aspecto invisibilizado del cine. Nadie se da cuenta cuando las cosas salen bien, pero todos se percatan cuando está mal. Puede ser un trabajo muy ingrato, pero extremadamente necesario. Las horas de trabajo en set y en cabinas de edición pueden marcar la diferencia entre una producción mediocre y una competente, por más espectacular que sean la fotografía, el diseño de producción o el guión.
El cine es un arte multidisciplinario, eso no hay quién lo discuta. Sin embargo, la importancia de muchas de estas disciplinas puede verse reducida en el ámbito profesional, y es por eso que es importante hacer conciencia de su relevancia. Sin un aspecto u otro del cine, este no sería lo que es.